El pensamiento me aleja la mirada y me delata la pequeñez en la que estamos inmersos y a su vez, la grandeza de lo infinito.       

 

Presentir esas sensaciones opuestas, erizan la piel, dan vértigo y hacen sentir la necesidad de sumergirse y ser parte; para finalmente comprender que somos un aliento en el Universo.

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Tan intangible, tan vulnerable, un punto en movimiento que se mimetiza y se funde, se hace poro de la Tierra, se hace brisa sin dueño, y así tan pequeño se hace visible a la mirada.

 

A partir de una vista alejada de la Tierra, extraída del mundo conocido por nuestras pupilas, surge esta nueva forma de mirar y sentir el éxtasis que nos rodea.  Nacen así, estos vagos paisajes a partir de una masa de espuma y ante la cual se somete luego a los caprichos del pincel para descubrir y dar forma a la Pequeña Inmensidad.

  

 

La pequeña inmensidad.

                                                                                      

Un desierto, en un gramo de arena.

Millones de gotas, dibujan solo un hilo.

 

Inmensas cumbres, en una pizca de tierra,

Hielos inexplorados, solo gasas movidas por un suspiro…

 

…Heridas profundas, cicatrices casi imperceptibles,

verdes indomables, solo en una gota de rocío.

 

Latidos, solo susurros en un cuenco…

 

…La Pequeña inmensidad…

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S. Mahon