Los silencios, las ausencias, los vacíos; son presencia, fuerte, bien plantada en un mundo rebosante de ruidos que no piden permiso para meterse en nuestras entrañas.

 

Buscar esos silencios fue un reeducar la mirada, el pensamiento, la palabra; fue sanar las pupilas y acariciar los oídos, hasta llegar a fundirse en un Todo.

 

Así nació El Todo en el Vacío, como un ejercicio que unió tela y color, tinta y papel, una y otra vez; hasta que un día sentí que la prolongación del alma se había hecho pincel… 

 

Esta serie trata de reivindicar la presencia de lo ausente, el silencio como protagonista, ante lo tangible.

El vacío sueña con “ser”, y lo logra de la mano del color y la pincelada que dice lo que el silencio quiere contar.

Shhhhh, escuchemos el silencio, veamos el vacío…

 

 

Esta consecución de obras, está compuesta por dos técnicas hermanadas: una, ancestral, que data del origen de los tiempos, de cuando el dibujo comenzó a ser el reflejo del aliento; la tinta y el pincel…otra; creación pura de mi inconciente, por hacer sentir ese aliento, a la tela, con dolor, desgarros y placeres;  óleos diluídos, raspados y telas engrampadas caprichosamente en sus bastidores, de modo invertido, trabajándose de ambos lados, para lograr esos silencios buscados y descubiertos.

                                     

                                                    

S. Mahon